En Mobility recibimos cada día pacientes con multitud de patologías diferentes: lumbalgias, esguinces, dolor de hombro o lesiones de codo son patologías que tratamos a diario. A lo largo de los años de experiencia acumulada hemos conseguido una alta especialización en la resolución de este tipo de lesiones, y nuestro protocolo de trabajo incluye terapia manual, diferentes técnicas de fisioterapia invasiva, radiofrecuencia, y programas de ejercicios diseñados de forma específica para cada uno de nuestros pacientes. Tenemos un alto porcentaje de éxito y poder ayudar a nuestros pacientes nos hace extremadamente felices. ¿No dicen que la fisioterapia es una de las profesiones cuyos profesionales son más felices? ¡Lo confirmamos! ☺
Sin embargo, como profesionales de la salud, cada vez tratamos de invertir más tiempo en educar al paciente acerca de todos aquellos aspectos del estilo de vida que pueden influir en la frecuencia con la que nos lesionamos, en la intensidad del dolor que sentimos o en la velocidad a la que nuestro organismo es capaz de resolver las situaciones inflamatorias. Y es que, si lo pensamos, ¿qué puede suponer una hora de fisioterapia cada pocos días respecto a lo que hacemos las otras veintitrés horas del día? Por suerte o por desgracia, no tiene tanto impacto. Aunque a veces lo parezca, tu fisioterapeuta no es mago, y la fisioterapia no es algo pasivo que vaya a solucionar todos nuestros problemas si nosotros, los lesionados, no ponemos algo de nuestra parte. Siempre me imagino el organismo como un gran ecosistema en miniatura, y así se lo explico a mis pacientes. Para que un ecosistema funcione, tiene que haber luz, tiene que haber oxígeno, tiene que haber agua… en ese contexto puede crecer la vegetación y puede generarse vida. Si nuestro cuerpo, nuestro ecosistema, es oscuro y sin oxígeno, difícilmente podré mejorar de mi lesión y, si tengo la suerte de hacerlo, es probable que me lesione de nuevo pronto. La fisioterapia me va a ayudar a gestionar y canalizar los procesos fisiológicos que se dan en mi cuerpo cuando me lesiono, pero en ocasiones no será suficiente y, sobre todo, no tendrá tanto impacto sobre mi salud en el largo plazo. Y lo que más deseamos en Mobility son pacientes independientes, con buena salud general, esos que no vemos en mucho tiempo porque se autogestionan muy bien y no nos necesitan en su día a día. Si tu fisioterapeuta te dice que tienes que acudir a verle una vez a la semana para “ajustarte”, “colocarte”, o cualquier otro término similar… ¡huye! Tú solo, tú sola, te bastas y te sobras para estar en forma, tener una buena salud y necesitarnos lo justo y necesario.
Y aquí viene la pregunta del millón: ¿cómo podemos mejorar nuestro ecosistema?
Cada día hay más estudios que avalan lo que siempre hemos sabido; que la vida que vivían nuestros abuelos era mucho más saludable que la que vivimos hoy en día. Nuestros abuelos tenían mejor salud que nosotros por varias sencillas razones: se movían más, se alimentaban mejor, pasaban más tiempo al aire libre y, teniendo un acceso más limitado a las pantallas, invertían más tiempo nocturno en el descanso. Si bien vivimos en la mejor época posible (¡ya les hubiese gustado a nuestros abuelos gozar de las comidades que tenemos hoy en día!), no todos los avances del último siglo están jugando a nuestro favor. Por eso en Mobility nos escucharás insistir mucho en que, una vez finalizada tu sesión de fisioterapia, inviertas tiempo en ti, en moverte, en realizar los ejercicios que te indicamos. Esas pequeñas píldoras de movimiento son básicas para la mejor evolución de tu lesión y para la mejora de tu salud en general. No sólo por estimular el tejido lesionado per se, sino por pasar un rato realizando una actividad distinta a estar sentado en la oficina o en el coche.
Insistiremos también en que te alimentes de forma correcta; poco importa si eres vegetariano, carnívoro u omnívoro, lo que importa es que trates de alimentarte con alimentos y no con productos. Tenemos la inmensa suerte de vivir en un país con acceso a alimentos de muchísima calidad y donde, en general, se puede comer sano y rico en cualquier parte.
Sabemos también que los ritmos circadianos son claves para nuestro organismo, y que nuestro cuerpo necesita recibir luz solar para saber qué hora es. Por ello es importante que, siempre que puedas, salgas a dar un paseo por la mañana; tus células recibirán los rayos infrarrojos que predominan a esa hora, haciendo que segregues melatonina cuando se haga de noche, y descanses mejor. Si además puedes completar el paseo mañanero con pequeñas píldoras de movimiento a lo largo de tu día para llegar a unos 10.000 pasos al día, tu salud general te lo agradecerá muchísimo. Evita las pantallas un rato antes de dormir, y voilà, habrás hecho mucho de lo que está en tu mano para un descanso de calidad, algo absolutamente fundamental para el manejo del dolor y la mejora de tus lesiones.
Nada de esto nos garantiza no enfermar o no volver a lesionarnos, pero sí está en nuestra mano la decisión consciente de meter fichas en la hucha de la salud o meter fichas en la hucha de la enfermedad. Todo el equipo de Mobility está para ayudarte, pero no olvides lo que tú puedes hacer por ti y para ti.
¡Volvemos pronto! ¡Mucha salud… y mucho Mobility para vuestros cuerpos!
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